LA JAGDGESCHWADER 52-LOS EXPERTEN.

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Molders
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LA JAGDGESCHWADER 52-LOS EXPERTEN.

Mensaje sin leer por Molders » Sab Oct 10, 2015 7:49 pm

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La Jagdgeschwader 52, los Experten


DESDE LOS HUMILDES ORÍGENES:

Existen varias formas de evaluar el rendimiento y la efectividad de una unidad de caza. Un grupo de caza famoso está orgulloso, con razón, del hecho de no haber perdido ni uno solo de sus aviones que habían de proteger durante las misiones de escolta a los bombarderos. Otros pueden hacer hincapié, igualmente orgullosos, en sus extraordinarios récords, siendo siempre capaces realizar un esfuerzo sobrehumano allá donde se requiriesen sus servicios.

No obstante, la forma más común y más ampliamente aceptada de evaluar una unidad de caza es el número de aviones enemigos derribados. Si se aplica esta medida, (hay que reconocer que es bastante simplista), entonces una unidad de caza destaca claramente sobre las demás.

Con más de 10.000 aviones aliados destruidos en el curso de la Segunda Guerra Mundial, la Jagdweschwader 52 de la Luftwaffe estableció un record no sólo invicto en los anales de la historia de la aviación militar hasta la fecha, sino también un record que probablemente quedará imbatido para siempre.

No obstante, más allá de los relativamente estrechos confines de los historiadores y entusiastas de la guerra aérea, la designación JG 52 sigue siendo poco conocida. En parte esto puede deberse al hecho de que la unidad nunca fue honrada como un título, ni recibió un nombre popular. Los pilotos de la JG 52 no pertenecían al “Richthofen Cricus” ni al “Abbeville Boys”. Por algún motivo, tampoco su emblema de la “espada alada” disfrutó de la misma popularidad que el emblema con as de espadas de la JG 53, por poner un ejemplo.

Pero la razón principal de esta falta de aclamación de la unidad de caza más exitosa del mundo está en el hecho de que la JG 52 operó durante casi dos tercios de toda su existencia en el Frente Oriental.

Muchas de sus acciones se desarrollaron en las vastas inmensidades de la estepa rusa, o sobre oscuras aldeas y caseríos cuyos nombres no pueden encontrarse en un mapa moderno. Y, sobre todo, la gran mayoría de sus víctimas fueron aviones procedentes de las amorfas y aún hoy en día en su mayor parte anónimas filas de la Fuerza Aérea Roja durante la Segunda Guerra Mundial.

Si la JG 52 hubiera sido destinada a misiones de “Defensa del Reich” sobre ciudades como Berlín, Hamburgo o Colonia, o hubiese defendido el espacio aéreo de Europa Occidental contra las incursiones de las unidades de caza y ases de la RAF o la USAAF, más conocidos y más publicitados, sin ninguna duda esta historia habría sido muy diferente. No obstante, la historia de la JG 52 tiene al menos sus raíces en el oeste.

Comenzó en noviembre de 1938 con la activación de un sencillo Jagdgruppe en Ingolstadt-Manching, un aeródromo a unas 37 millas (60 kilómetros) justo al norte de Munich. Como indicaba su designación, el I./JG 433 era el primer Gruppe de la cuarta Jagdgeschwader de monoplazas en formarse dentro del área controlada por el Luftwaffengruppenkommando 3, la comandancia territorial que abarcaba todo el sur de Alemania.

El oficial seleccionado para liderar el Gruppe fue el Hauptmann Dietrich Graf von Pfeil und Klein-Ellguth, que dos meses antes había comandado el Fliegergruppe 10 provisional durante la Crisis de los Sudetes.

El relajamiento general de la tensión política por toda Europa tras las consecuencias inmediatas de la Crisis de los Sudetes (que se resolvió mediante la firma de los Acuerdos de Munich el 30 de septiembre de 1938) se reflejó en la lenta, casi relajada, concentración del nuevo Gruppe de von Pfeil. A pesar de que durante diciembre se entregó una dotación prácticamente completa de BF 109D en Ingolstadt, menos de doce pilotos se habían destinado al Gruppe para finales de ese año.

Para colmo de males, una racha de tiempo inesperadamente dura descendió sobre la mayor parte de Baviera durante la Navidad. Almacenados en dos hangares sin calefacción, casi todos los aviones del Gruppe tuvieron que ser declarados fuera de servicio ya que las cubiertas de los carburadores se agrietaron como consecuencia de las fuertes heladas nocturnas. La utilizabilidad de los aviones y el tiempo mejoraron gradualmente durante las primeras semanas de 1939. Asimismo, comenzaron a llegar nuevos pilotos recién salidos de las escuelas de entrenamiento y, para asimilar a estos principiantes y unificarlos en una unidad cohesiva, von Pfeil fue particularmente afortunado a la hora de nombrar Staffelkapitäne, ya que los tres eran veteranos experimentados de la Legion Condor. La 2. y la 3/JG 433 estaba comandados respectivamente por los Oberleutnants Wolfgang Ewald y Alfons Klein (cada uno con una victoria reclamada en España).

Al frente de la 1. Staffel estaba el capitán más antiguo con que contaba von Pfeil: un tal Oberleutnant Adolf Galland. Galland, un aviador con auténtica pasión por los cazas, había visto obligado a pasar su servicio con la Legion al frente de una unidad de ataque a tierra equipada con biplanos Heinkel He 51. Tras regresar de España, se le había ordenado que prestara su ayuda en la organización ad hoc de una fuerza de ataque a tierra puesta a punto para la posible acción contra los checos en la disputa de los Sudetes. No fue hasta su traslado a la I./JG 433, efectivo el 1 de noviembre de 1938, cuando Adolf Galland sintió que realmente había regresado al lugar a donde pertenecía: los mandos del caza monoplaza más avanzado de la Luftwaffe.

El 18 de noviembre, el Gruppe, aunque aún no disponía de todos sus efectivos, recibió un duro golpe. Mientras estaba en route desde Ingolstadt hacia Berlín, el transporte JU 52/3 de la unidad se encontró con una tormenta de nieve sobre las colinas de Eger y se estrelló por la excesiva formación de hielo. Los 11 pasajeros y tripulantes perdieron la vida. Entre los muertos estaba el Oberleutnant Alfons Klein, que supuestamente había subido al funesto vuelo para asistir a un espectáculo automovilístico en Berlín.

Durante los diez días siguientes, la 3./JG 433 operó bajo la dirección provisional del Oberleutnant Kart-Heinz Leesmann hasta la llegada del sustituto oficial de Kevin en 1 de marzo. Al igual que se desafortunado predecesor, el Oberleutnant Helmut Kühle también había servido en la Legion Condor.

El mes de marzo fue testigo de muchos otros cambios. Dos entradas más de pilotos recién titulados completaron finalmente los efectivos del Gruppe. La unidad también recibió una entrega con sus primeros Bf 109E, (aunque no renunciaría a sus últimos y vulnerables Doras hasta julio). Y hacia el final de mes la I./JG 433 comenzó el traslado hacia su nueva estación permanente.

Situado a pocas millas al suroeste de Stuttgart, el aeródromo de hierba en Böblingen servía entonces como principal aeropuerto comercial de esta ciudad (el actual de Echterdingen aún estaba en construcción). Al cambiar de residencia, los pilotos de von Pfeil se vieron obligados a compartir inicialmente el espacio aéreo más inmediato con los Ju 52/3ms y los He 70 de la Deutsche Lufthansa, así como otro tráfico civil, tanto nacional como extranjero. Realmente no era un arreglo ideal, pero era indicativo de la rápida forma en que el Tercer Reich estaba expandiendo su potencial aéreo, que se estaba adelantando a los servicios de tierra proporcionados al efecto.

El 13 de abril de 1939, el Gruppe celebró su llegada a su nueva “ciudad natal”, con la pompa y la ceremonia debidas. Mientras el Hauptmann Dietrich Graf von Pfeil encabezaba un desfile por las calles de Böblingen, sobre él volaban a baja altura los Bf109 de la unidad en un impresionante desfile aéreo. No obstante, algunas fuentes indican que los aviones no abandonaron Inglostadt hasta el 20 de abril, cuando al menos una Staffel (la 1.7JG 433 DE Adolf Galland) se dirigió a Böblingen vía Múnich, donde participó en otro desfile aéreo, esta vez con ocasión del 50 cumpleaños del Führer.

El 1 de mayo de 1939, durante el período de tiempo en que el Gruppe tuvo su base en Böblingen, se introdujo en casi toda la Luftwaffe en nuevo y simplificado sistema de “designación de bloques”. En lo sucesivo, todas las unidades de caza situadas dentro de la zona controlada por la Luftflotte 3 (el nuevo nombre que se había asignado al Luftwaffengruppenkommando (Lw.Gr.Kdo.) 3 ) serían identificadas secuencialmente por números del bloque 51-75. Y, aunque la I./JG 433 ocupaba la cuarta (y última) posición en la jerarquía en la aviación de caza monoplaza del Lw.Gr.Kdo. 3, por alguna razón, durante el proceso de renumeración ascendió dos puesto para ser denominada I./JG 52.

Los siguientes meses estivales se emplearon en una serie de ejercicios y maniobras, tanto en su aeródromo local, (en una ocasión se le asignó al I./JG 52 la tarea de defender la cercana ciudad de Stuttgart de una flota de bombarderos “enemigos”), como en otros campos de aviación.

En junio se le ordenó al Gruppe que se trasladase a Wengerohr, un pequeño aeródromo situado en la ladera norte del valle del río Mosele (Mosel en alemán). Es posible que la unidad de Hauptmann von Pfeil ya estuviese completamente equipada en cuestión de aviones y pilotos, pero, por desgracia, aún carecía de muchos servicios de apoyo, como iba a demostrar el ejercicio que estaba en curso. El traslado por carretera a Wengerohr sólo pudo realizarse gracias al requisamiento de un gran número de camiones civiles con sus conductores.

No obstante, las dificultades del Gruppe no terminaron ahí, pues las pistas de hierba de Wengerohr resultaban más suaves e irregulares que las de Böblingen, de tierra muy compacta, y durante la breve ocupación de aquel campo por parte de la I./JG 52, se produjo una serie de accidentes menores durante los despegues y los aterrizajes, que, afortunadamente, no ocasionaron heridas de consideración al personal de la unidad.

Obviamente, la expedición a Wengerohr se había diseñado con el objetivo de dar a los pilotos y personal de tierra de von Pfeil una idea de lo que era operar durante una guerra. La breve sensación de euforia que siguió a la firma de Pacto de Múnich hacía tiempo que se había desvanecido. En marzo de 1939, las tropas de Hitler habían ocupado el resto de Checoslovaquia y la actitud de Alemania hacia Polonia resultaba cada vez más amenazante. La actitud de apaciguamiento de los Aliados Occidentales había demostrado ser totalmente inefectiva. Los negros nubarrones de la guerra se hallaban cada vez más próximos y la amenaza de un rápido inicio de las hostilidades se hacía más real cada día.

Entre los numerosos síntomas de la creciente tensión durante las semanas de paz estaba la apresurada activación de numerosas unidades de caza improvisadas, del tamaño de un Gruppe o una Staffel. Una de ellas fue la 11.(N)/JG 72, una Staffel auxiliar de caza nocturna equipada con anticuados biplanos Arado Ar 68F. Mandada por el Oberleutnant August-Wilhelm Schumann, fue actividad en Böblingen junto con la I./JG 52 el 15 de julio de 1939.

A un nivel más personal, otro presagio menor, pero que no deja de ser significativo, fue la partida de un Adolf Galland realmente contrariado. El 31 de julio fue destinado de nuevo a la sección de ataque a tierra, dónde asumió el mando de, 5.(Schl)/LG 2, la Staffel de Heinkel He 51 con la que entraría en acción durante la inminente campaña contra Polonia. El Oberleutnant Wilhelm Keidel ocupó su puesto al mando de la I./JG 52.

El último despliegue de la I./JG 52 realizado antes de la guerra tuvo lugar en Wangerooge, una de las Islas Frisias, situadas frente a la costa norte en la zona de Wilhelmshaven. Aquí, los pilotos pasaron dos semanas puliendo sus habilidades en el combate aéreo y perfeccionando su puntería. Un piloto de caza de la RAF, que se sometió a una experiencia similar frente a la costa inglesa, comentó más tarde, muy acertadamente, tras ordenársele que abriera fuego contra las crestas de las olas, que “¡no era tan difícil acertarle al Mar del Norte!”.

No obstante, además de de acechar y disparar a las sombras de los otros aviones mientras sobrevolaban a toda velocidad la superficie del mar bañada por el sol, los pilotos de von Pfeil también tuvieron la oportunidad de practicar con un objetivo aéreo remolcado por un viejo Junkers F 13, que utilizaron para simular ataques a bombarderos. Los pilotos pasaban dos horas al día dedicados a un duro entrenamiento aéreo, tras el cual podían hacer lo que quisieran, y, obviamente, no tardaron en descubrir los encantos que podía ofrecerles una isla vacacional como Wangerooge, que, a pesar de todo, no había perdido su belleza natural.

No obstante, como de costumbre muy pronto tocaba volver a las obligaciones propias de una unidad de caza. Poco después del regreso de la I./JG 52 a Böblingen, que tuvo lugar a mediados de agosto de 1939, se ordenó la movilización total: Se llamó a filas a los reservistas y el Gruppe se preparó para su misión de defender el área de Stuttgart y sus numerosas plantas industriales, (incluyendo la importante planta de motores de Mercedes), de posibles bombardeos franceses.

Después, el 26 de agosto, se le ordenó repentinamente al Gruppe que se trasladase a Bonn-Hangelar. El nuevo papel de la I./JG 52 en caso de que iniciaran las hostilidades, algo aparentemente inevitable, era defender el flanco sur de la cuenca industrial del Ruhr.

Cuando los pilotos de von Pfeil salieron finalmente de Böblingen el 29 de agosto, (72 horas antes de la invasión de Polonia), dejaron tras de sí los últimos Bf 109D que les quedaban, cuyo destino era reequipar la 11.(N)/JG 72 del Oberleutnant August-Wilhelm Schumann.

El mismo día, una de las Staffeln formada a toda prisa durante las últimas semanas de paz se unió a la 11.(N)/JG 72 en Böblingen. Activada como unidad de caza diurna en Schleissheim a mediados de julio, la 1./JG 71 utilizó aviones Avia B534 de la ya desaparecida Fuerza Aérea Checoslovaca, antes de ser totalmente equipada con Bf 109D. Por una extraña coincidencia, el oficial mando de la 1./JG 71 también se llamaba Schumann, el Oberleutnant Heinz Schumann.

Las dos Staffeln con base en Böblingen (la 11.(N)/JG 72 había sido liberada de sus obligaciones cuasi-nocturnas) deberían haber conformado las dos terceras partes de la nueva II./JG 52, cuya creación se estaba planeando, pero al parecer la apertura de las hostilidades el 1 de septiembre aplazó temporalmente la creación del nuevo Gruppe. Durante los primeros quince días de la guerra, las dos Staffeln operaron en medio de una especie de limbo administrativo. Algunas fuentes hacen referencia a la 1./JG 71 y a la 11./JG 71 como la 4ª y la 5ª Staffeln de la embrionaria II./JG 52 respectivamente. Sin embargo, parece que las mismas unidades continuaron usando sus designaciones originales. Dado que los Staffelkapitäne compartían el mismo apellido, muchos solucionaron fácilmente el problema al referirse colectivamente a las dos Staffeln con el nombre “Jagdgruppe Schumann”.

La creación en Böblingen de una Geschwaderstab JG 52 había sido planeada durante la tercera semana de agosto de 1939, y, en principio, el oficial al mando iba a ser el Major Hubert Merhart von Bernegg, hasta entonces el Gruppenkommandeur de la II./JG 53, pero también se retrasó como consecuencia de la invasión de Polonia. El Stab del Major von Bernegg no entró a formar parte de las defensas de la Westwall hasta la segunda quincena de septiembre. Para entonces, Gran Bretaña y Francia ya le habían declarado la guerra a Alemania y ya habían tenido lugar los primeros choques entre la Luftwaffe y la Armée de l'Air.

SITZKRIEG

El 3 de septiembre de 1939, cuando la invasión de Polonia llevaba en marcha 54 horas, se anunciaron las declaraciones de guerra de Gran Bretaña y Francia. Los siguientes meses otoñales e invernales han sido descritos por muchos desde entonces como Sitzkrieg, Phoney War o drôle de guerre.

No les faltaba razón a aquellos que empleaban estos términos un tanto despectivos en lo que se refiere a operaciones de tierra. La mayoría de las tropas alemanas y francesas se quedaron en sus respectivas fortificaciones, a la espera de que los movimientos del otro. Los miembros de la recién llegada British Expeditionary Force (BEF) se quejaban de que pasaban más tiempo trabajando que combatiendo, ya que pasaban el día excavando terraplenes y echando hormigón a lo largo de la frontera belga.

No obstante, las cosas en el aire eran diferentes. Siempre que el tiempo lo permitía, ambos bandos organizaban patrullas de cazas y se realizaban salidas de reconocimiento para explorar y calibrar las defensas del enemigo. Sin embargo, semejante actividad se realizaba principalmente a nivel local y, al principio, los encuentros con el enemigo eran la excepción a la regla.

Por ejemplo, los resultados obtenidos por la I./JG 52 durante su primer mes de rutina patrullando la frontera en la zona de Bonn-Hangelar eran mínimos.

Así pues, le correspondió al “Jagdgruppe Schumann”, con base en Böblingen, o más concretamente al Leutnant Paul Gutbrod de la 11./JG 72, el honor de conseguir la primera de las más de 10.000 victorias aéreas que se le reconocerían a la JG 52 dentro de 6 años, antes de la rendición incondicional de Alemania.

En la tarde del 6 de septiembre, el Leutnant Gutbrod y su compañero de ala estaban patrullando el Rin a la altura de Karlsruhe cuando divisaron un “monoplano de ala alta” aparentemente decidido a ametrallar el puente de Kehl. En cuanto se percató de la llegada de los cazas, el aparato enemigo -un avión de reconocimiento biplaza Mureaux ANF 115- viró y se dirigió hacia la orilla francesa del río. Antes de que pudiera escapar, Gutbrod pudo lanzar dos ráfagas de ametralladora desde detrás, una de las cuales hizo que el Mureaux estallara en mil pedazos en el aire. Estos desventurados franceses (ANF 115 Nº 14 del GAO 553 con base en Estrasburgo) no sólo fueron la primera entrada en el registro de victorias de la JG52, que había permanecido virgen hasta le fecha, sino que también resultó ser la primera victoria aérea de la Luftwaffe en el Frente Occidental durante la guerra.

Exactamente cuatro semanas después de la victoria aérea del Leutnant Gutbrod – que había sido galardonado con la Cruz de Hierro de Primera y Segunda Clase- al I./JG 52 le llegó el turno de reclamar otra victoria por el derribo de otro avión francés de reconocimiento.

Poco después del mediodía del 6 de octubre, uno de los primeros bombarderos bimotores LeO 451 que recibió la Armée de l'Air recibió órdenes de llevar a cabo una peligrosa misión de reconocimiento en solitario dentro del espacio aéreo alemán para recopilar datos sobre las defensas de la Luftwaffe al sur del Ruhr. Precisamente por miedo a que una eventualidad semejante se produjera, el I./JG 52 había sido enviado a Bonn-Hangelar. Y también era el motivo de que el Gruppe -además de sus frecuentes patrullas- mantuviera al menos un Schwarm de (cuatro) cazas siempre listos para el combate.

En el caso que nos ocupa, cuando comenzaron a llegar los primeros informes de la presencia de un solitario intruso, procedentes de los observadores de tierra, se ordenó el despegue de emergencia de dos Schwärme para interceptarlo. Uno de los ocho pilotos, el Leutnant Hans Berthel (que había ocupado el noveno puesto en el equipo nacional alemán de acrobacias aéreas antes de la guerra y que por entonces actuaba regularmente como compañero de ala del Oberleutnant Wolfgang Ewald, Staffelkapitän del 2./JG 52) cuenta la historia, traducida del original alemán Vom Feindflug nicht zurückgekehrt (ver bibliografía) con el permiso de uno de los autores, Herr Axel Paul:

“Yo contaba con la reputación de tener la mejor vista de toda la Staffel. Y por lo tanto, tras haber volado durante un rato, fui el primero, mucho antes que mis camaradas, en avistar el diminuto punto de un avión en el horizonte, y no pasó mucho tiempo antes de que pudiera identificarlo como un bombardero LeO 451. Informé de ello por medio del R/T, aunque mi avistamiento fue recibido con mucho escepticismo. Más tarde, ¡descubrí que ninguno de mis camaradas me había creído!”

“Todos nosotros, tanto amigos como enemigos, volábamos entre dos capas de nubes. El piloto francés estaba al tanto y consiguió verme en cuanto viré hacia él. El piloto francés bajó inmediatamente el morro de su aparato y descendió en picado para perder altura, tratando de alcanzar la protección de la capa inferior de nubes. Decidí seguirlo y picar también, aunque ello significase volar a ciegas, algo para lo que mi “Rojo 1” no estaba equipado.”

“Por suerte no tuve que volar mucho tiempo a ciegas. Cuando salí de la capa de nubes y volví a tener buena visibilidad, me llenó de estupor comprobar que el aparato francés estaba casi delante de mí, justo a un lado. Estábamos a los sumo a 100 metros el uno del otro sobre los brillantes campos que se extendían bajo nuestros aviones.”

“El artillero de cola enemigo se percató de mi presencia y abrió fuego. Por suerte no me alcanzó -y digo por suerte porque, dada mi excitación (después de todo era la primera vez que veía un enemigo, por no hablar del hecho de que me estuvieran disparando) me encontraba pulsando frenéticamente todos los botones y palancas que encontraba en la cabina, tratando de quitar los seguros y cargar los cañones. En este proceso, encendí las luces del avión, que se quedaron así hasta que aterricé. Me convertí en el objeto de las bromas de toda la escuadrilla durante mucho tiempo.”

“En realidad mis cañones estuvieron listos en cuestión de segundos, pero a mí me pareció una eternidad.”

“Mi primera ráfaga alcanzó uno de los motores del aparato francés, que comenzó a arder. El piloto del LeO bajó de inmediato el tren de aterrizaje, un movimiento bastante inusual y peligroso antes de realizar un aterrizaje de emergencia. Este momento fue particularmente peligroso para mí, pues el tren de aterrizaje se hizo pedazos nada más entrar en contacto con el suelo. Comenzaron a salir disparadas pequeñas piezas y trozos del avión que no impactaron contra mi “Rojo 1” por escasos centímetros mientras yo (con excesiva velocidad) pasaba zumbando sobre la trayectoria del aparato francés. ¿Qué hubiera pasado si en neumático que rozó la cabina hubiera impactado contra mi avión? Incluso si sólo lo hubiera abollado un poco habría tenido que soportar las inevitables bromas de mis camaradas.”

“Por casualidad, el Major Gotthard Handrick -ganador de la prueba de pentatlón moderno en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 y por entonces piloto de caza y Gruppenkommandeur del I./JG 52 con base en Bonn-Odendorff- resultó estar e Wachendorf (28 km al suroeste de Bonn) en ese momento. Alertado por el estruendo de los motores, contempló el combate desde tierra y confirmó oficialmente la victoria, o al menos le describió toda la escena (incluyendo el aterrizaje de emergencia del LeO) a mi Kommandeur.”

“Yo me quedé en la zona un rato más, contemplando cómo el aparato francés era pasto de las llamas. Un mensaje de radio interrumpió abruptamente mi vuelo en círculos. Nos informaron de la presencia de algunos aviones ingleses sobre las colinas de Eifel. Alentados por el espíritu del cazador, viramos hacia la zona indicada para encontrar a los Engländer. No encontramos ni rastro de ellos y, tras pasar un rato buscando, regresamos a Hangelar.”

Un saludo y felices vuelos :butthead:
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